SE LLAMA MARIANO …
Es
un hogar común. Un hogar de los que hay miles y miles. Quizá la diferencia con
otros, es que la casa está pintada del color de las grandes pasiones. Solo un
parral establece algo así como un espacio de paz y reflexión. Nada es rimbombante.
Una madre y su hijo. Ella la expresión del sacrificio de toda madre. Su sueño es
que ese hijo sea y llegue al objetivo común de todo ser humano, ser valioso a
su comunidad desde sus principios y convicciones. En el camino recorrido desde
su niñez, ella recortó palabras de todos tamaños y colores, creyendo que mezclándolas de tanto
en tanto podría saber que
sucedería. Entonces la vida le fue dando
palabras furiosas que guardó en una caja roja. También hubo palabras de amor
que fueron a parar a una caja verde. No supo que hacer con las palabras
neutrales, y por eso les adjudicó una caja azul. Como la tristeza está en cada
minuto de la vida, a esas palabras las acomodó en una caja amarilla. Finalmente
la magia, tan necesaria para soñar, tuvo palabras que encontraron un lugar
adecuado en una caja transparente.
Así
lo vió crecer. Lo llenó de amor y libertad. Como no hacerlo. Lo fue conformando
desde la sustancia del esfuerzo que su ejemplo emanaba. El también encontró
otros asideros que le permitieron ir consolidando el aprender a caminar, y
sostenerse por si mismo. Siempre fue la historia un imán que lo atrajo. Quería
desgarrarla, no destructivamente, sino para mirar con claridad en sus pliegues.
Esos que muchas veces tapan verdades nunca expuestas. O las escondidas con la
intencionalidad de no permitir que se sepa, para poder así manipular o dominar
desde algún poder. Sentía eso desde siempre y lo llevaba en brazos esa
convicción.
Fue
transitando ese sendero. En ese recorrido fue buscando las ideas que le dieran
identidad. Las ideas estaban allí. Todas. Entonces eligió lo que sintió que lo
expresaba en plenitud. Allí entonces comenzó a poner su esfuerzo por aquello de
pensar en su comunidad, su pueblo.
Decidió
por fin canalizar aquello de la historia, y empezó a desandar el camino
educativo que lo llevara hacia allí. En paralelo se sumó a la acción de las
ideas que había encontrado para identificarse. Fue parte del reclamo por todos
los que sufrieran abuso o violencia de sus derechos. Su juventud y sus convicciones
lo seguían sosteniendo, como a tantos jóvenes que en la vida habían elegido ese
camino desde distintas identidades.
Ese
día había que ir a protestar por un nuevo, y al mismo tiempo viejo reclamo, de
ejercicio de los derechos. Se juntó con los compañeros en el mismo lugar donde
no hacía mucho otros jóvenes habían sido fusilados por uniformados corruptos y
criminales. Con la protección de los que hicieron siempre de la política, no
una herramienta de cambio, sino un arma para sus ambiciones y las de los
poderosos a los que sirvieron siempre. Frente a ellos surgieron otros que no
tenían uniforme. Los uniformes solo miraban como esperando la concreción de lo
que había sido planificado. Disfrazados de trabajadores, llegaron los
defensores de los corruptos jerarcas que facilitaron o se apropiaron alguna vez
de la riqueza del pueblo. Entonces todo estalló.
Piedras,
palos, objetos de diversa contundencia volaron hacia donde él estaba. Superados
en número decidieron replegarse hacia otro lugar y abandonar el objetivo de su
reclamo, el corte de una vía ferroviaria. Entonces los criminales, armados de
palos y en manada ansiosa de violencia física, los persiguieron. En la carrera oyó
varias explosiones secas pero claras por su cercanía.
Percibió
como un refucilo próximo. Un fuerte golpe en su costado y cayó, sintió un
segundo de temor. Mientras sus compañeros lo trataban de ayudar, el frío y la
oscuridad lo ganó. Los uniformados seguían allí quietos, ahora con una mueca
parecida a una sonrisa encubierta, al comprobar que lo planificado se había
concretado. El fin justificaba los medios. El miedo en la sociedad, que
sostienen los mismos de siempre, daba un paso para intentar condicionarlo todo.
Cuando
ella supo que su vida, esa que ella había modelado con la argamasa de la
libertad y las convicciones, era solo un envase roto sintió que la oscuridad
también la invadía. Sin embargo se
puso
tan de pié como siempre, y recordó algo que le habían contado alguna vez como
una señal que la invitaba otra vez a leer lo que había en las cajas….
“Cada
persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el
aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero
otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y
quien se acerca, se enciende.” Este último fuego, se podría decir que junto a
otras vidas que no están, SE LLAMA MARIANO …
Eduardo
A. Hidalgo
Ex
Detenido Desaparecido
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