jueves, 30 de junio de 2011

LOS JUICIOS POR FIN EN BAHIA BLANCA, LA BAHIA DEL SILENCIO ...

HA LLEGADO EL MOMENTO ESPERADO

El 28 de junio de 2011, tiene desde hoy el más profundo y emotivo recuerdo en esta larga lucha por buscar justicia. Pasaron 35 años de los sucesos en que una dictadura sangrienta, arrancó del seno de esta sociedad a jóvenes de un enorme valor en la búsqueda de un país mejor, un país que nos contuviera a TODAS y TODOS. Pasaron 25 años desde que iniciáramos el camino de la justicia de los tribunales, para lograr la justicia para tanto horror. Pasaron 20 años de impunidad otorgada por un amplio sector de dirigentes políticos. Pasaron casi 6 años desde que llegó un presidente como Néstor Kirchner decidió que hubiera una política de Estado para resolver por la justicia tanta brutalidad cívico militar. Pasaron casi 2 años desde que elevada la primera parte de la causa a los genocidas del Quinto Cuerpo de Ejército, un tribunal oral local actuara por la impunidad y que nos volviéramos a rebelar hasta lograr que abandonaran su operatoria desvergonzada y cómplice. Llegó al fin el día.
Hoy esa señora vendada sobre un pedestal, decidió descender  del mismo con más tranquilidad que otras veces e ingresar al ámbito de la Universidad Nacional del Sur, que aún cobija en su seno a profesionales que supuestamente educan a nuestros jóvenes y que fueron actores relevantes durante el exterminio de una generación. Entonces hablaron los jueces. Los genocidas debieron entonces inclinar su testa llena soberbia en otros tiempos. Los primeros 19, aunque hubo solo 17 puesto que uno se profugó por obra de aquel otro tribunal local, y porque uno de los miembros más perversos y crueles de aquella asociación ilícita para el Terrorismo de Estado va caminando a su muerte (que ojalá se atrase hasta la condena), por una enfermedad condenatoria para él. Debieron escuchar de que los acusamos, no porque no lo supieran, sino porque impunes hasta ahora ningún poder se los había señalado para advertirles que aquella impunidad pretendida por siempre, había comenzado su conclusión.
Afuera el pueblo volvía a cantar en la calle. Afuera los jóvenes de estos últimos y cercanos tiempos, sumados a la lucha, abrazaban a nuestras Madres como lo hicimos muchos durante años y años, reivindicando la lucha de miles ausentes pero presentes desde esa fuerza manifestada.
Estuvimos juntos, los que no están después de mucha lucha porque resolvieron tomarse su descanso, pero con su presencia permanente siguen señalándonos el camino marcado.
Hubo palabras, de todas, aún las que parecieron olvidar el motivo básico y esencial del encuentro para entrar en sus propios y viejos dogmas que parecerían no entender que el país ha cambiado, y que todos merecían respeto por expresarse también desde sus ideales. A algunos les falto respeto hacia el otro, cuando ese otro recodó al ex presidente Néstor Kirchner merecidamente. Ese mismo dogmatismo, necio y sordo, descargó su violencia estúpida sobre otros para darle pasto al facismo vernáculo que espera ver esas expresiones y estigmatizar a la política. Parecería que les interesa quedar bien con esa empresa de medios de la oscura Bahía del Silencio, o que son funcionales a su operatoria nefasta de diario del genocidio hasta estos días.
Pero así y todo nada empañó la fiesta popular, que expresaba su satisfacción por este primer logro obtenido. Por este primer objetivo concretado. Porque con la política aparecía en escena, quizá renga y desvencijada, la señora vendada del pedestal. Que ingresó en una universidad hasta ahora cómplice del exterminio, para decirle a ese primer y pequeño grupo de seres abyectos manchados de sangre, que la Memoria fue y es la herramienta de los tiempos de cambio, que la Verdad no tiene fronteras ni impedimentos cuando busca salir a la luz, y que la Justicia aún golpeada pero en recuperación, se apoya en ellas para decir aquí estoy, y mi peso caerá sobre las cabeza de los infames traidores a la Patria que se atrevieron a apuntar sus armas contra el pueblo para masacrarlo. Que así sea.

Eduardo A. Hidalgo
Ex Detenido Desaparecido
Secretario General
ASAMBLEA PERMANENTE POR LOS DERECHOS HUMANOS DE BAHÍA BLANCA

sábado, 18 de junio de 2011

MI VIEJO MARAVILLOSO ...

Dentro de un rato comienza el día del padre. Hace tres meses, se cumplieron dieciséis años en que una tarde después de almorzar juntos, me vinieron a decir que había fallecido. No lo podía creer, habían pasado nada más que dos horas desde que lo había dejado preparándose para irse a dormir su siesta de los domingos. Cuando llegué a su casa, más allá de la desesperación de mi vieja, me senté a su lado en la cama donde estaba recostado le tomé la mano y lo llamé, como si quisiera despertarlo de su siesta. Todavía hoy cuando lo recuerdo no entiendo porque hice tamaña cosa, quizá haya sido que cuando tuve su mano y ví en su rostro una mueca que era una tenue sonrisa, pensé que estaba jorobando como hacía siempre con sus bromas permanentes para todo y a todos. Pero no era una broma. Quizá haya sido el haberse liberado de tanto dolor. El dolor de haber perdido a sus hijo menor y a su nuera  asesinados por los milicos. El haber vivido la incertidumbre de no saber donde estaba y si volvería su hijo mayor secuestrado, como después haberlo tenido que ir a ver a la cárcel. Su corazón partido por tanto dolor, diecisiete años antes de ese doce de marzo de mil novecientos noventa y cinco, dijo basta. Se llamaba Tomás Eduardo. De él me queda su tranquilidad para todo, pero también su firmeza y su resistencia al abuso familiar y como laburante, del que fue víctima toda su vida pero no dijo una palabra de queja, sin embargo nunca cedió un paso. Me dejó su humor, siempre presente y practicante, que quizá como a mí en medio de tanto dolor lo ayudó a seguir y resistir. Su bondad y amor por su nieto. Recuerdo que ese día que se durmió casi sonriendo, le dije a mi hijo que lo llóró desconsoladamente, que lo importante era que el recordara cuanto lo había querido su abuelo. Fana de los Chivos de Liniers, solíamos acompañarnos a la cancha. Si los Chivos eran locales y Olimpo iba de visitante, yo lo acompañaba y solía divertirme mucho porque todos los veteranos como él, que se conocían desde la juventud, me gastaban todo el partido. Cuando Olimpo era local y los Chivos iban de visitante, el venía conmigo y gritaba los goles como un hincha más cosa que me daba mucha ternura. Alguien me dijo el día que lo velábamos, que tenía el corazón mitad a rayas negras y blancas, y mitad a rayas negras y amarillas. Lo recuerdo también cuando éramos chicos, que el marchaba a ganarse un manguito más en la cosecha, y no lo veíamos un mes entero. Su mayor satisfacción en los últimos años era tomarse un buen vino, y comerse algún plato especial (por ejemplo un guisito de bacalao) que le exigía a mi vieja una vez por semana, y que ella lo hacía entre rezongos pero que después me contaba riéndose, la cara de pibe feliz que tenía.
Tantas cosas tendría para recordarlo en este día. Nunca lo escuché gritar. Enojarse muchas veces sí, pero nunca levantarnos la mano.
Tomasito querido, papá, hoy te extraño mucho a pesar de que siempre te extrañe estos dieciséis años, pero hoy es como distinto. Debe ser que hoy las cosas van un poco mejor en la Patria, y hubiera sido bueno que lo disfrutaras. Vos que el día que volví de la cárcel, me mostraste que tu negación por la política años antes había cambiado tanto que hablabas como el más militante, y que cuando vino la etapa de los juicios en el 85 me dijiste con la mano en el hombro: “ahora hay que hacer justicia”.
Sabes Tomasito querido, estamos por empezar eso que vos no pudiste ver, pero lo vamos a hacer, por vos y por todos los que no llegaron después de años con el dolor a cuestas. Te quiero viejo querido.

Dardo

viernes, 17 de junio de 2011

SON NUESTROS SUEÑOS AHORA ...


UN SOLEADO SUEÑO DE VIDA Y LIBERTAD

- Si me salvo de esto, te voy a ver para contarte.
Hoy nos acostamos temprano, apenas son las nueve y cuarto de la noche. Doy vueltas inquieto en la cama. Lo sucedido en estos días va y viene en mi cabeza.  Cheli, a mi lado, parece dormir placidamente. Su sueño y su pancita que cobija a nuestro amor hecho vida, asoman entre las sábanas.
¿Que habrá pasado con Dardo?
Los viejos estaban asustados cuando fuimos a buscar la llave del departamento de la abuela, no nos quedaba otro lugar que este porque ya no teníamos donde ir. ¿Estarán seguros y bien?. Me desespero porque no puedo saber que pasa. Sin embargo no me puedo distraer. Esta es la realidad ahora y lo más racional es asegurar ordenadamente lo que viene y eludir lo peor.
Cuando pienso que mi hermano se salvó, inventando la historia del romance, y lloró como un artista de cine para cubrirnos, no puedo menos que sonreírme. Me lo imagino y me los imagino a los “inteligentes” absolutamente desubicados; aunque como contó él en su carta, desconfiaron y dudaron hasta último momento.
Lo que pasó en casa de Néstor y María, nos quitó un lugar para sobrellevar el momento, pero  éramos concientes que los espacios se reducían. Quién sabe que será de ellos. No tuve cumpleaños como los anteriores, y el asadito que hicimos en el departamento el día que fuimos a vivir juntos con la petisa, parece tan lejano. Fue un día maravilloso. Rodrigo, ese sobrino-ahijado divino que amo, y con el que se va a criar nuestro hijo cuando nazca.  Hasta sueño cuando vayamos alguna vez todos a la playa. Cuando pasemos un veraneo lleno de felicidad.  De cualquier manera como están y como vienen las cosas, es imposible por ahora. Es bueno pensar que superaremos esta situación.
Los viejos me habían comprado una remera para el cumpleaños, a pesar que no     sabían cuando nos íbamos a ver. Chela se vistió con algunas pilchas de la vieja porque todo quedó en la otra casa. ¡Que viejos que tenemos!.   
Un “gallego” laburador, que soñó toda su vida que alguna vez la fortuna le daría la posibilidad de volver a su tierra galaica. No llegó a conocerla más que por relatos de la abuela Herminia. Había salido de allí con ella cuando tenía cuatro años. A la misma tierra a la que siente suya, como hasta hoy con esta patria que lo adoptó, como otros inmigrantes. A la que nosotros soñamos cambiar, hacerla mejor. Donde haya lugar para todos, en especial para los que siempre fueron puestos al margen. El “gallego” Tomás, con una inmensa vida de sacrificio por nosotros. Pasado hasta los huesos de explotación infame. Desde su enorme dignidad, nunca fue quejoso y mucho menos se rindió.                                                                                                
¿Josefa, doña Pepa?. Incansable y muchas veces dura. Pero como contracara capaz de quitarse la comida de la boca para dársela a otro. De esa generación que dedicó su vida, a cuidar a su marido y sus hijos dejando de lado su propia vida. Eso si cuando arrancaba no escuchaba a nadie. Lo que decía Josefa era palabra santa. Iba al frente como un tren, y era más seguro no cruzarse. El viejo, cuando ella se portaba así, la embromaba diciéndole  que las “tanas” de Catanzaro eran así. Ella a pesar que siempre le hacía lo mismo, empezaba con sus explicaciones. Que el de Catanzaro era el abuelo Pedro, pero a esa altura enojadísima. Era muy gracioso y tierno verlos.        
Es raro recordar justo hoy esto, es como si estuviera despidiéndome de algo. Si salimos de esta situación me tendré que ir de esta ciudad. Seguramente tardaremos mucho tiempo en vernos. No hay caso, no me puedo dormir. Me vienen tantos recuerdos juntos.
La Tecnológica. La Ingeniería Eléctrica fue siempre mi pasión.  Era insostenible seguir alli. El estudio era mi elección como mis ideas, pensando en el futuro. Los matones y el rector, ponían en riesgo la vida de los que pensábamos distinto. Fue entonces una necesidad  dejarla momentáneamente a un costado. Extraño a los compañeros, aunque con algunos seguimos juntos a pesar de la distancia y de esta situación límite.
¿Que será del “Pájaro”?. El día de la mudanza cuando se tuvo que ir. Sabino tan chiquito y Rita que estaba tan asustada. La preocupación lo agobiaba, no era para menos los que se habían ganado en la universidad no jugaban, eran violentos, amorales, impunes,  e inescrupulosos.
-          Amor, te desperté con la luz prendida?
-          No.  Tengo sed. Me das un vaso de agua?
-          Voy a buscártelo.
Que afortunado soy de tener a Chela. Sólo nos falta salir de esta situación y seguro vamos a ser muy felices. Tanta fuerza en ese cuerpito, y además con el hijo me demostró lo enorme que era su compromiso con la vida. La ilimitada esperanza que hay en ella a pesar de todo. Cada día que pasa nos sentimos más juntos. Vamos a hacer lo que sea para que nadie nos venza. Porque los sueños no se negocian.
-          Acá está tu vaso de agua.
-          Que hora es Dani?
-          Las diez.
-          Tuve un sueño feo, por eso me desperté con sed.
-          Que soñaste?
-          Algo muy raro y confuso. Un túnel oscuro, lejos se veía un puntito de luz como de salida. Hubo explosiones, chispazos, algo como truenos, no sé muy raro.  A pesar que quería correr no podía avanzar y acercarme a esa lucecita lejana. De pronto todo se oscureció, no hubo más ruidos y allí fue cuando me desperté.  
-          Bueno, seguí durmiendo que mañana tenemos que hacer.
-          Dame un beso.
-          Te amo.
Daniel se recostó. Apagó la luz y cerró los ojos.
De pronto todo estalló alrededor. Hubo gritos, golpes y una explosión. El humo y el aturdimiento los rodeaba. Dani saltó de la cama mientras Chela hacía lo mismo. El tableteo de armas automáticas que venía de afuera, se transformó en impactos que atravesaban las paredes del frente del departamento. Todo era inútil frente al despliegue que se percibía. Chela hizo lo mismo y se arrojó al piso junto a la cama. Daniel salió al pasillo hacia el baño, cruzado de proyectiles desde el edificio de enfrente. No alcanzó a llegar más que al baño, donde varios de esos proyectiles lo alcanzaron y cayó hacia adentro bañado en sangre. Alguien ingresó y disparó su ametralladora contra Chela.
Luego fueron voces de mando, gritos, destrucción de lo poco que quedaba sano. Arrojar objetos y muebles destruidos por las ventanas. La rapiña de apropiarse de cuanto pudiera tener algún valor.
Daniel aún agonizaba. Un teniente coronel, le disparó un balazo en la cabeza rematándolo. Luego guardó el arma en su cintura.
El sueño se había cumplido. La dificultosa carrera buscando la salida al final del túnel. Los chispazos, truenos y luego el silencio y la oscuridad, se habían hecho  horrorosamente realidad. Los tres ya no soñaban con su vida y la de los demás. La cobardía del poder absoluto y criminal, sumaba para el terror una nueva cuota de sangre joven. Esa que juntaba pedacitos de sueños y utopías, en la convicción de construir un país y un mundo mejor.

                                                                      EDUARDO ALBERTO HIDALGO         
(Este relato esta basado en el asesinato de Daniel Guillermo Hidalgo y Olga Souto Castillo en el departamento de la abuela de Daniel. Allí  se habían refugiado, perseguidos por las patotas de la represión genocida de la dictadura cívico militar argentina. Su crímenes se produjeron en jurisdicción de la Subzona 51, correspondiente al Comando Quinto Cuerpo de Ejército en Bahía Blanca, el 14 de Noviembre de 1976. No tuvieron, como tantos otros, alternativa ni posibilidad de salvarse. La noticia periodística del diario La Nueva Provincia, apoyo cómplice del terrorismo de estado,  publicó la mentira de un enfrentamiento. Un escalón más en la planificación de la acción sicológica sobre la población.).





ESPERANZA ...


UN JARDÍN CON FLORES DE ESPERANZA

Son algo más de las siete de una hermosa y tranquila mañana de primavera. El pueblo, en su silencio, se asemeja a las tranquilas y mansas aguas de ese río, que a pesar de su oscuro color, lo acaricia con una enorme y eterna ternura en su interminable viaje al mar. Poco a poco, y casi como esas simples y bellas flores del campo al convite de un sol perezoso que quita los últimos bostezos de sombra, aparecen los primeros guardapolvos. La escuela abre su boca alimentada y alimentadora de conocimentos. Extiende su abrazo amplio, en el intento de proteger el crecimiento de sueños y utopías juveniles. Si alguien se atreviera a cambiar en un matiz, esa bella y amorosa rutina diaria, sería señalado. Esa señal lo marcaría como un conspirador. Violentador de la sublime obra humana, que ha construido una vida difícil de hallar en otros horizontes.
Hace pocos días el pueblo, celebró sus más de doscientos suspiros de vida plena con la misma alegría de recién nacido. Todavía en sus calles se distinguen rastros de los festejos. Un pasacalle proclama en sus palabras, casi como un grito de orgullo: “Feliz Cumpleaños – Viva Villa Marisol !!!!. Más allá algunos globos de colores tironean de los cables, donde se enrollan sus hilos impidiéndoles seguir el vuelo buscando otro cielo.  Anunciando a otros, en sus cuerpos de látex, la alegría de tantos. Todo a pesar de la miseria y la desocupación que ha inundado también este pueblo. La alegría sin embargo, sigue siendo el mismo salvavidas al que han acudido otros pueblos frente al horror o el despojo. Esa que en los versos del poeta, ondeó como una bandera y marcó la identidad necesaria de “defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y los miserables, de las ausencias transitorias y las definitivas”.
Don Felipe apila los diarios, prestos a la lectura de algún madrugador camino al desayuno o del vecino que mate en mano comenta los primeros títulos con él.
-   Che Felipe, que locura no?
-   Qué cosa Mauro?
-   Otro secuestro de un pibe, un estudiante.
-   Ah si, algo leí al pasar.
-   Hasta cuando los chicos van seguir siendo los castigados por la violencia?
-   Porque decís los chicos, si también hay personas adultas?
-  Pero viejo, la mayoría hoy siguen siendo nuestros pibes. Los que supuestamente van a mejorar este país, a darle sentido a la vida que muchas veces nosotros no pudimos o no supimos construir mejor. Para que esta tierra nuestra, sea  útil para todos de una vez por todas.
-   No me digas que te agarró un ataque de nostalgia y culpa.
-  No, no es eso. Solo que ya llevamos años viendo caer a nuestros chicos. A manos de dictadores, o de gobiernos que elegimos y nos vendieron espejitos de colores para después caernos a traición y por la espalda con sus decisiones. Del hambre que los condena a la ignorancia. Tantas formas de muerte que a veces me duele y averguenza seguir viviendo.
-   Eh!!, exagerado.
-  No es exageración. A muchos les conviene y les interesa, que los chicos no sepan lo que nos pasó y entiendan los que nos pasa hoy. Porque así el sometimiento termina formando parte de una especie de acostumbramiento. Nosotros a veces no les prestamos toda la atención que deberíamos. Ni los avivamos lo suficiente, ni hablamos como se debe con ellos para que estén advertidos de los porque de tanta impunidad. Además, después cuando hacen alguna macana casi los satanizamos. Culpas totales para ellos, en lugar de comprender que el origen del error está en otro lugar.  Como siempre vamos a las consecuencias y no a las razones. Terminamos actuando como los que nos manipulan a todos. A veces nos dejarmos manipular porque es como zafar de la responsabilidad.
-   Que mañanita que tenemos hoy, eh?
-   Lo de siempre, solo que hoy es como que estoy llegando al hartazgo de tanto desprecio por la vida. Pero por lo visto parece que a vos te resbala, mejor me voy adentro.
-   Bueno, tampoco te enojes conmigo. Y no es cierto que me resbala, lo que pasa que a lo mejor yo no lo dramatizo
-   No me enojo con vos, y tampoco dramatizo. No sé, hoy siento más que otros días que es como que nos venimos acostumbrando hace rato a tanta violencia suelta. Todo eso crece más y más cada día, y lo tenemos más cerca acá en Marisol que hasta no hace mucho parecía otro planeta. Como solución para todo siempre lo mismo, más policía, más armas, más represiones de todo orden. Para cuando más humanidad?. Bueno chau, después nos vemos.
-    Hasta luego Mauro, y tranquilo.
Un grupo de jóvenes entra al kiosco como cada mañana. Para Javier, María, Federico, Aníbal y Analía es casi un rito pasar por lo de Felipe camino a la escuela. El revuelo de siempre, las risas, las bromas de Feli, como le dicen. Unas golosinas, alguna gaseosa y una de esas revistas de rock, que los envuelve en memorizar y cantar alguno de los temas que allí se publican y comentan.
-    Vamos plomos, que es casi la hora de clases y no van a llegar.
-    Dale Feli, estamos a una cuadra, no seas plomo vos, y afloja con el mandoneo.
-    Vamos rajen de acá.
Y con una carcajada y revoleando una revista, los espanta como moscas.; mientras ellos corren buscando el destino escolar sin dejar de reír.
Felipe, aún con una sonrisa en sus labios, reinicia su tarea. En ese momento entra Raúl. Tan serio e introvertido como siempre, le pide una birome y algunas hojas de carpeta. Felipe intenta iniciar una conversación, sabiendo lo difícil que resulta comunicarse con el jovencito.
-     Como va todo Raulito?
-     Bien.
-     Fuiste al baile del aniversario del pueblo con tus compañeros?
-     No.
-     Porque, no te gusta la milonga?
-     Y a quien le importa si me gusta algo o no?
Felipe no sabe que decir.
-     Al fin y al cabo, con el único con el que tenemos gustos parecidos, es con Rafael.
-     Pero tenés muchos compañeros muy buenos y alegres en tu clase. Recién anduvieron 
      por acá.
-     Compañeros??!!
-     Epa, tan mal te llevas?. Y eso porque?
-     No me llevo mal. Simplemente no me llevo.
-     No sos muy duro?. Acaso no has ido alguna vez a jugar a fútbol con ellos?
-     Una vez o dos, no más.
-  Además don Felipe, ser compañeros o amigos es una mentira, no existe el   compañerismo, y la amistad menos.
-      Pero Raúl, como es posible que pienses así siendo tan joven.
-     Y porque no puedo pensar así?, no veo que haya muchos que se preocupen por lo que pensamos y sentimos los jóvenes. Además para que vale la vida. Este es un mundo lleno de mentiras y perversidad.
Felipe siente una gran angustia al escuchar al joven.
Mauro esta apoyado en el marco de la puerta de entrada desde hace un momento, y alcanzó a escuchar parte de la conversación sin que Felipe o Raúl se hayan dado cuenta de su presencia.
-       Bueno don Felipe, cuanto le debo?
-       Tres pesos Raúl.
-       Acá están, chau.
-       Chau pibe, y no es tan negro todo, ni tan negativo.
-       Para Ud. puede ser. Adiós.
-       Adiós?. No pensás volver más?
-       Y uno nunca sabe lo que puede pasar mañana don Felipe.
Gira para irse y se encuentra con Mauro en la puerta.
-       Buen día  don Mauro.
-       Buen día Raulito.
Raúl cruza el umbral y se dirige a la escuela.
El silencio invade el pequeño espacio del kiosco. Ni Felipe ni Mauro pueden articular palabra. La desesperanza a sus dieciséis años, y el pensamiento de la nada para mañana que es lo mismo que la muerte, los ha dejado atravesados e incapacitados de reiniciar una conversación.
Quien sabe cuanto tiempo ha pasado. Mauro y Felipe, aún impactados, han seguido con su actividad mirándose de tanto en tanto sin hablar. Acomodando revistas y diarios uno, entre mate y mate el otro mientras barre la vereda. De pronto se oyen unas explosiones.
- Es en la escuela!!
Es un grito al unísono y salen a la carrera hacia allí. Sin pensar en el kiosco abierto, y mucho menos la pava el mate y la escoba tirados en la vereda.
Al entrar todos son gritos que recorren el espanto y el dolor. Corren profesores y alumnos hacia una de las aulas. Hacia allí marchan Mauro y Felipe con los rostros desencajados imaginando lo peor. Ingresan en el aula, y la imagen es mucho más terrible de lo que pudieron haber pensado.
- Raúl que hiciste??!!!
El jovencito esta parado frente al aula, inmóvil. Su mirada perdida sin entender muy bien porque está allí y que pasó. En su mano derecha una pistola. En el piso del aula Javier, Analía, Federico, María y Aníbal. Villa Marisol desangra brutalmente sueños recién sembrados.

                                                                                       Eduardo A. Hidalgo


(Este imaginario relato pretende recrear los sucesos que se produjeran en una escuela de Carmen de Patagones, y no olvidar que nuestros jóvenes deben tener el lugar que merecen)

POR MARIANO FERREYRA ...


SE LLAMA MARIANO …

Es un hogar común. Un hogar de los que hay miles y miles. Quizá la diferencia con otros, es que la casa está pintada del color de las grandes pasiones. Solo un parral establece algo así como un espacio de paz y reflexión. Nada es rimbombante. Una madre y su hijo. Ella la expresión del sacrificio de toda madre. Su sueño es que ese hijo sea y llegue al objetivo común de todo ser humano, ser valioso a su comunidad desde sus principios y convicciones. En el camino recorrido desde su niñez, ella recortó palabras de todos tamaños  y colores, creyendo que mezclándolas de tanto en tanto  podría saber que sucedería.  Entonces la vida le fue dando palabras furiosas que guardó en una caja roja. También hubo palabras de amor que fueron a parar a una caja verde. No supo que hacer con las palabras neutrales, y por eso les adjudicó una caja azul. Como la tristeza está en cada minuto de la vida, a esas palabras las acomodó en una caja amarilla. Finalmente la magia, tan necesaria para soñar, tuvo palabras que encontraron un lugar adecuado en una caja transparente.
Así lo vió crecer. Lo llenó de amor y libertad. Como no hacerlo. Lo fue conformando desde la sustancia del esfuerzo que su ejemplo emanaba. El también encontró otros asideros que le permitieron ir consolidando el aprender a caminar, y sostenerse por si mismo. Siempre fue la historia un imán que lo atrajo. Quería desgarrarla, no destructivamente, sino para mirar con claridad en sus pliegues. Esos que muchas veces tapan verdades nunca expuestas. O las escondidas con la intencionalidad de no permitir que se sepa, para poder así manipular o dominar desde algún poder. Sentía eso desde siempre y lo llevaba en brazos esa convicción.
Fue transitando ese sendero. En ese recorrido fue buscando las ideas que le dieran identidad. Las ideas estaban allí. Todas. Entonces eligió lo que sintió que lo expresaba en plenitud. Allí entonces comenzó a poner su esfuerzo por aquello de pensar en su comunidad, su pueblo.
Decidió por fin canalizar aquello de la historia, y empezó a desandar el camino educativo que lo llevara hacia allí. En paralelo se sumó a la acción de las ideas que había encontrado para identificarse. Fue parte del reclamo por todos los que sufrieran abuso o violencia de sus derechos. Su juventud y sus convicciones lo seguían sosteniendo, como a tantos jóvenes que en la vida habían elegido ese camino desde distintas identidades.
Ese día había que ir a protestar por un nuevo, y al mismo tiempo viejo reclamo, de ejercicio de los derechos. Se juntó con los compañeros en el mismo lugar donde no hacía mucho otros jóvenes habían sido fusilados por uniformados corruptos y criminales. Con la protección de los que hicieron siempre de la política, no una herramienta de cambio, sino un arma para sus ambiciones y las de los poderosos a los que sirvieron siempre. Frente a ellos surgieron otros que no tenían uniforme. Los uniformes solo miraban como esperando la concreción de lo que había sido planificado. Disfrazados de trabajadores, llegaron los defensores de los corruptos jerarcas que facilitaron o se apropiaron alguna vez de la riqueza del pueblo. Entonces todo estalló.
Piedras, palos, objetos de diversa contundencia volaron hacia donde él estaba. Superados en número decidieron replegarse hacia otro lugar y abandonar el objetivo de su reclamo, el corte de una vía ferroviaria. Entonces los criminales, armados de palos y en manada ansiosa de violencia física, los persiguieron. En la carrera oyó varias explosiones secas pero claras por su cercanía.
Percibió como un refucilo próximo. Un fuerte golpe en su costado y cayó, sintió un segundo de temor. Mientras sus compañeros lo trataban de ayudar, el frío y la oscuridad lo ganó. Los uniformados seguían allí quietos, ahora con una mueca parecida a una sonrisa encubierta, al comprobar que lo planificado se había concretado. El fin justificaba los medios. El miedo en la sociedad, que sostienen los mismos de siempre, daba un paso para intentar condicionarlo todo.
Cuando ella supo que su vida, esa que ella había modelado con la argamasa de la libertad y las convicciones, era solo un envase roto sintió que la oscuridad también la invadía. Sin embargo se
 puso tan de pié como siempre, y recordó algo que le habían contado alguna vez como una señal que la invitaba otra vez a leer lo que había en las cajas….
“Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.” Este último fuego, se podría decir que junto a otras vidas que no están, SE LLAMA MARIANO …

Eduardo A. Hidalgo
Ex Detenido Desaparecido

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